Hace unos días previos a las marchas, me sentí muy orgullosa de ver fotos de las ciudades principales en Colombia rindiendo un homenaje por el mes del orgullo LGBT+ plasmando los colores de las banderas en sus patrimonios arquitectónicos y colocándolas en los atractivos turísticos. En lo personal, me pareció un ejercicio interesante de tolerancia, respeto, cultura e inclusión.
Sin embargo, un aparente habitante de la ciudad de Barranquilla apareció en un video quejándose, porque el Alcalde Alejandro Char en un ejercicio de respeto por la diversidad sexual, equidad y justicia social, colocó algunas banderas LGBT+ en el Malecón del Río, sitio emblemático de la ciudad, moderno y vanguardista por el motivo de la celebración del mes del orgullo, de lo contrario no estarían ahí, ojalá y dejen permanentemente por lo menos una bandera del arcoíris.
El caso es que el indignado señor manifiesta su descontento de una forma grosera, despectiva y violenta su inconformidad porque van a pensar que en la ciudad todos son gays, como si fuera algo negativo, pero bueno la mejor respuesta se la dio el escritor barranquillero John Better, tremendo escrito que le hizo, pueden buscarlo en su Facebook.
Aunque me quedo una duda, según el señor del video, no tiene nada en contra de la homosexualidad, entonces qué tiene de malo si la gente piense que todos en Barranquilla son homosexuales, si la homosexualidad no tiene nada de malo.
Cuánta doble moral, y qué intolerante nuestra cultura. Necesitamos mejor educación integral, no sólo de la tal ideología de género, realmente necesitamos una educación laica e interdisciplinar, para que las personas rompas esas barreras mentales llenas de prejuicios. Hay formas colectivas de pensar, que son demasiado tóxicas y que aún no paran. Por favor, nunca crea que la homosexualidad es contagiosa, la fobia sí.
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