Cuando vi el vídeo del ataque de unos hombres a unas chicas trans en una peluquería el mismo día de la marcha. Primero, quedé en shock inicialmente, se me arrugó el corazón, me sentí vulnerable, segundo me sentí violentada también, me pareció un acto tan cruel, tan despiadado, tercero pensé en ellas, en lo que podían estar sintiendo, en las injusticias que iban a encontrar para denunciar, la complicidad y el desinterés, la posible impunidad. Por eso las siguientes líneas vienen producto de una inspiración de un sentimiento visceral y cercano:
Esté es el miedo que usted que no es trans jamás en su vida va sentir, así quiera compararlo o minimizarlo con otras situaciones adversas parecidas de nuestra cotidianidad como seres humanos.
La violencia, discriminación, estigmatización, agresión, segregación, desigualdad, inequidad y exclusión son nuestro día a día. Pero no podemos ni normalizarlo, ni naturalizarlo, mucho menos desvalorizarlo, ni justificarlo, juzgándonos por decidir libremente ser felices con nosotros mismos, no tenemos la culpa de su intolerancia sistemática, a veces silenciosa, ni su falta de respeto por nuestra identidad, ni su desconocimiento sobre género. Pero yo sí condeno la gran pasividad de usted, de no hacer nada, ni siquiera alzar la voz con estos hechos.
El odio empieza con el simple rechazo multiplicado y generalizado, y eso lleva a unos cuantos a la agresión, porque no todo el que nos odia nos agrede físicamente, pero entérese que “no aceptarnos pero tolerarnos o tener que respetarnos”, sigue siendo un discurso transfóbico.
Está vez fueron ellas, unas chicas que estaban en su peluquería, trabajando como cualquier otra persona, las que recibieron un cobarde y cruel ataque criminal, porque esos tipos que las atacaron “no les gustaba verlas (a ellas) por ahí”, pero asómbrese, sí así como lee aquí y lo puede constatar en el video, por el simple hecho de ser mujeres trans libres, les hicieron esto.
Y aunque no las conozco, sé que más de una persona saldrá a decir “quién sabe que hicieron, quién sabe con quién se metieron, eso debe ser que los provocaron y hasta que se lo merecían”. Lo siento pero en esté país con una sociedad tan de mierda las culparán, lxs trans aunque seamos las víctimas nos van a re victimizar, unos se harán los de la vista gorda, otros dirán con descaro “Ellas sabían a lo que se exponían por expresar su género”. Lamentablemente no podemos esperar menos de está cultura machista, misógina, heteropatriarcal, cisnormativa, moralista, religiosa y violenta.
Aunque todavía existimos quienes creemos que esto es un acto vil, injusto, reprochable, cobarde, cruel, insensato, violento, agresivo, ilegal, inhumano y doloroso... Y por esos motivos (tal vez más), levantamos una voz de protesta contra esté y cualquier acto transfóbico o de cualquier índole. Porque los indignados coherentes, somos más.
Sinceramente, me descompone, me eriza y me indigna la sevicia de estos criminales. Esto ocurrió el mismo día de la marcha. Pero mientras usted siga creyendo que las personas TTT estamos un paso adelante y no dos atrás: Aún no ha entendido nada.
Jamás entenderá la condición de vulnerabilidad en la que estamos y mucho menos que nuestro promedio de vida no supera los 35 años.
No es una acto mínimo, no es aislado, imagínese usted o si tiene hijxs, que en 15 años su pequeñx sea trans y le hagan esto, por ir a la universidad o estar en su trabajo o simplemente lo agredan sin razón ¿No es injusto, cruel y duro?
Piense el temor con el que viven estas mujeres por causa del trauma ocasionado por estos delincuentes. Esto pasó en Bogotá el 1 de julio en la localidad de fontibón, al otro de la ciudad la gente celebraba el #PRIDE2018
¡Por favor! Imagínese un minuto de su vida, en su sitio de trabajo y que repentinamente entren 7 personas que lo ataquen fisicamente y que para rematar, el crimen quede impune... Hoy póngase en los zapatos de estás personas.
¡SOMOS SERES HUMANOS!
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